Decidí contarte mi historia real, esa que está escondida y que uno no quiere que nadie la sepa.
Estudié en colegios de monjas toda la vida: primaria y secundaria, en mi ciudad Guayaquil, Ecuador. En la primaria mamá estuvo atrás de mí todo el tiempo, hasta que consiguió que sea escolta del pabellón nacional. Lo digo sin tapujos, no fue mi mérito, sino de ella.
Instaló un escritorio en mi dormitorio, junto a un pizarron verde con tizas blancas, de las que se usaban en esa época y allí me destinó un lugar. Quiso que brillara, no sé si lo logró.
Es así que terminé la secundaria, no sin grandes dificultades, pues en esta segunda etapa me dejó libre y por tanto fallé: algunos supletorios pero salí avanti.
Creo que su mayor logro fue que amara la lectura y eso me salvó. Creo que por eso y por mis profesoras de literatura amé leer obras literarias, sin saber lo complejo que sería estudiarlas.
Desde entonces han pasado muchos años: pasé de ser profesora de literatura, a ser periodista cultural y de vuelta a ser profesora. En estos cambios de la vida me encontré también siendo emprendedora, siempre en el terreno de lo literario y amando este nuevo oficio: hacer videos, reseñas, post para mis redes sociales.
Por eso el día de hoy quise que me conocieras, si aún no sabes quién soy y recibes mis correos electrónicos, mira este video que te dejo presentándome.