En palabras del mismo Cortázar: “Yo he escrito una cantidad probablemente excesiva de cuentos, de los cuales la inmensa mayoría son cuentos de tipo fantástico. El problema como siempre está en saber qué es lo fantástico. Es inútil ir al diccionario, yo no me molestaría en hacerlo, en vez de buscar una definición preceptiva de lo que es fantástico, en la literatura o fuera de ella, yo pienso que es mejor que cada uno, como lo hago yo mismo, consulte su propio mundo interior, sus propias vivencias, y se plantee personalmente esas irrupciones, de esas llamadas coincidencias en que de golpe nuestra inteligencia y nuestra sensibilidad tienen la impresión de que las leyes, a que obedecemos habitualmente, no se cumplen del todo o se están cumpliendo de una manera parcial, o están dando lugar a una excepción.”
Cortázar rompe las dicotomías clásicas: normal-anormal, estándar-raro, simple-complejo, sintagma-paradigma, sueño-realidad, claro-confuso y así podríamos continuar extensamente.
Ese sentimiento de no estar frente a lo lógico es lo que se clasificaría como extrañamiento. Cuando leemos a Cortázar esta impresión o efecto está constantemente presente. El escritor, a través de la voz narrativa se expresa de tal manera que no podría ser explicada con la inteligencia razonante. Las pautas de la lógica, de la causalidad del tiempo, del espacio, todo lo que nuestra inteligencia acepta desde Aristóteles como inamovible, seguro y sereno se ve bruscamente sacudido, conmovido por una colisión interior que desplaza todo lo anterior y promueve un cambio.
Es interesante caer en cuenta de que lo fantástico y lo misterioso no son solamente las grandes imaginaciones del cine, de la literatura o la pintura. Este fenómeno está presente en nosotros mismos, es aquello que es nuestra psiquis y que ni la ciencia, ni la filosofía consiguen explicar más que de una manera superficial.
Continuando con las palabras de Cortázar: “En la literatura lo fantástico encuentra su vehículo en el cuento y entonces, a mí personalmente no me sorprende, que habiendo vivido siempre con la sensación de que entre lo fantástico y lo real no había límites precisos, cuando empecé a escribir cuentos ellos fueran de una manera casi natural, yo diría casi fatal”.
Cortázar asume lo fantástico como componente esencial de la realidad, y es por este hecho de asumirlo con naturalidad que este escritor se revela como un referente indispensable en este género del realismo fantástico.