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“Una de cada tres mujeres puede sufrir de abuso y violencia durante su vida. Esto es una abominable violación a los Derechos Humanos, pero continua siendo una de las pandemias más invisibles y poco conocidas de nuestros tiempos.” Nicole Kidman
La crónica es quizá el género que más consumimos los lectores, dado que por un lado lo tenemos siempre a la mano: prensa digital, prensa escrita y redes sociales. Diariamente podemos leer una crónica sobre innumerables temas y por otro lado su lectura es ágil, entretenida, para aquellos a quienes no les apetece leer libros que sobrepasan un número X de páginas. Así la crónica, dado su contenido audaz e informativo, es un material sumamente atractivo.
En esta ocasión me referiré a una cronista en especial y a una de sus obras en particular. La argentina Selva Almada y su crónica publicada en el 2014: “Chicas muertas”.
Chicas Muertas ha sido muy elogiada al igual que el resto su obra literaria. Su versatilidad como escritora la ha llevado a incurrir en la novela, cuento, poesía y no ficción o crónica, cosechando éxitos en cada una de ellas.
El espacio rural como personaje
El espacio rural es el escenario donde se relatan la mayoría de sus historias. Y no deja de serlo en su crónica también. El espacio físico asciende a la categoría de personaje por la relevancia que adquiere. La escritora conduce al lector apoyada de un hilo narrativo imperceptible, y con este teje historias honestas que al mismo tiempo nos mueven a confrontarnos. La escritora invita al lector a confrontarse con los hechos narrados, Nos sentimos llamados a reaccionar, reflexionar y por qué no, a tomar partido.
La crónica de no ficción de Selva Almada permite escandalizarnos y a la vez disfrutar la estética de su narrativa, la cual nunca descuida. “Chicas Muertas” es una crónica que resulta de la investigación que hace de tres mujeres y todo lo que acontece sobre sus extrañas muertes. Que no son más que el resultado de sus vidas enajenadas, de la relación de otras mujeres que son una especie de satélites alrededor de cada una pero que igualmente adolecen de la misma miseria, carencias e invisibilidad.
Las tres historias se llevan a cabo en espacios rurales. Cada “chica muerta” de esta historia vivió y murió dentro de entornos paupérrimos, incluso moralmente hablando.
Sus microcosmos
Selva Almada, va tras el rastro de Maria Luisa Quevedo, Sarita Mundin, Andrea Danne, entre otras porque a la par de estas tres principales aparecerán otros casos similares. La investigación de las circunstancias en las que se dieron sus trágicas muertes nos muestra también el espectro cultural que las rodea y que no difiere a pesar de la distancia geográfica y temporal en la que cada una se desenvuelve.
Cada “chica muerta” tiene su historia, su microcosmo, un destino violento donde se observan las agresiones sexuales, físicas, sicológicas, la sangre, la resignación, la impotencia. Todo esto, tal como una tragedia griega, es inexorable en sus existencias.
Según mi parecer, el gran logro de la cronista es visibilizar esas existencias. Destapar una a una e irlas deconstruyendo, tal como las Matrioshkas y conducirnos a los lectores hasta un lugar donde seamos capaces de escucharlas, aunque sus voces ya hayan enmudecido, mirarlas a pesar de que sus vidas ya fueron cegadas. No podemos hacer nada por ellas, pero sabemos que existieron, que tuvieron un nombre, un documento de identidad.
Selva Almada, crea un impacto en el lector exponiendo la experiencia de cada mujer como “Ella es ella y su circunstancia” (parodiando a Ortega y Gasset). Dentro de estas circunstancias se halla el entorno y en este a su vez se tejen historias paralelas, personajes que van y vienen, el escenario mismo de la vida.
Es interesante cómo la escritora observa el sufrimiento en las mujeres, y nos hace ver que en cada una el dolor lastima de una manera diferente.
La cronista en su intento detectivesco por averiguar sobre las chicas muertas y sus circunstancias, acude a diferentes tipos de personajes tales como parientes cercanos y lejanos, amigos, vecinos, periodistas, escritores, videntes. Entre esas búsquedas entrevistó a una lectora de tarot y es ella quien espontáneamente la describe de una manera muy especial y auténtica con estas palabras: “Tal vez esa sea tu misión, juntar los huesos de las chicas, armarlas, dales voz y después dejarlas correr libremente hacia donde sea que tengan que ir.
”La escritora vive unos instantes de epifanía. Sutilmente esta mujer le pone un espejo a Selva Almada frente a sí misma donde quizá se reconoce como otra de las chicas, no violentada pero en búsqueda de respuestas de sí misma mientras intenta buscar respuestas sobre las otras, sin duda es un momento crucial de introspección el que vive la escritora no solo en esta entrevista sino en todas las que hace a lo largo del relato. Y también se podría decir que fueron palabras proféticas.
Joyas narrativas
A lo largo del relato se van intercalando verdaderas joyas narrativas. Mitos y leyendas propios de aquellos lugares remotos de la Argentina. Uno de estos relatos se titula “La Huesera”: se trata de una anciana que vive en el desierto y se dedica a recoger huesos de lobos, los junta y los arma hasta reconstruir el esqueleto del animal, ella canta hasta que los lobos cobran vida y empiezan una vertiginosa carrera hasta que una noche de luna llena son heridos por su luz, se convierten en mujeres “que corren libremente hacia el horizonte riéndose a carcajadas”.
La escritora inserta diferentes historias, dentro de la principal, las cuales son oportunas metáforas que enriquecen más su texto y le proporcionan un balance entre realidad y ficción, estética y formalidad, indicios y hechos, primera persona y tercera persona narradora.
Esta crónica traspasa un hecho particular y lo convierte en universal, metamorfosis que todo escritor, consciente o inconscientemente anhela. Nos devuelve la fe al darnos cuenta de que somos capaces de amar a personas que jamás conocimos ni conoceremos y anhelar justicia para ellas. Nos invita a no victimizar sino visibilizar.
Silvia Pérez Loose
https://www.orbistertius.unlp.edu.ar/article/download/OTe094/10048?inline=1
https://cerac.unlpam.edu.ar/index.php/anclajes/article/view/4708/5555
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